Talento del teclado | Sus proyecciones | Gustavo Miranda:
"Hay una audiencia ardiente del piano"
Maureen Lennon Zaninovic, El Mercurio
"Las más de 700 personas (la capacidad total de la sala) que nos quedamos asistimos al notable esfuerzo artístico de Gustavo Miranda, que mostró, palmariamente, un diálogo crucial entre, sin ir más lejos, las culturas, las artes y el patrimonio".
Con estas palabras, Gonzalo Saavedra, crítico de "El Mercurio", se refirió al concierto que ofreció recientemente este pianista en el Aula Magna de la Universidad de Santiago. Ahí tocó, casi a 50 años de ser escrita, "The People United Will Never Be Defeated!" (1975), del compositor estadounidense Frederic Rzewski.
Solo un botón de muestra de los que han sido unos meses de trabajo sin pausa y que le significaron a este músico nacional, nacido en 1991, ser reconocido por el Círculo de Críticos de Arte. Entre otros hitos, en 2023 también abordó "Variaciones Goldberg (BWV 988)" de Bach, en el Teatro de la Universidad de Chile; tuvo su estreno en el ciclo de pianistas "La nueva generación", organizado por la Fundación Cultural de Providencia y culminó con la elogiada ejecución del ciclo completo de las Sonatas para piano de L.V. Beethoven. "En suma, una presentación que reflejó la plenitud artística de Gustavo Miranda, y sin duda la mejor en años de este desbordante talento pianístico", escribió Jaime Torres, miembro del Círculo de Críticos de Arte, a propósito de un recital que dio, en 2023, en el Teatro de la Corporación Cultural de Carabineros, con obras del genio de Bonn.
"Estoy muy agradecido del premio que me dio el Círculo de Críticos de Arte. También me reconocieron en 2013, por un concierto en el Ciclo Grandes Pianistas del Municipal. Lo que pasa es que estuve viviendo más de 14 años en Estados Unidos y ahora, al estar más tiempo en Chile, he podido tocar con mayor frecuencia en mi país y compartir más repertorio, como el ciclo completo de Beethoven y esa pieza monumental que interpreté en la Universidad de Santiago. Fui el primer pianista que tocó en Chile esta obra del compositor Frederic Rzewski", señala a "Artes y Letras" el intérprete en los minutos previos a una tertulia que ofreció el pasado miércoles en la Sala Arrau del Teatro Municipal de Santiago. A este histórico escenario capitalino volverá este viernes 26 y sábado 27 de abril, con el Concierto N°1 de Johannes Brahms. Un nuevo hito para Miranda, que no se presentaba en el coliseo de Agustinas desde 2017, en el marco del Ciclo Grandes Pianistas con la Sonata No29, Op. 106, "Hammerklavier", de Beethoven: para muchos la más difícil de las 32 sonatas del músico fallecido en Vienna, en 1827.
"Siempre es emocionante reencontrarse con este teatro y ahora con un público nuevo. Hay gente que, después de 15 años, me ha dicho que todavía se recuerda cuando toqué en la Sala Arrau la Sonata para piano N°2 Op. 22 de Robert Schumann. ¡Eso es muy sobrecogedor!", agrega este exalumno aventajado de la prestigiosa Juilliard School en Nueva York y ex-becado estrella de la Corporación Amigos del Municipal.
Generosidad inmensa
Él mismo se define como un "niño prodigio del piano", ya que comenzó a tocar a los 3, a los 10 ganó el Concurso Claudio Arrau de Quilpué y seis años más tarde viajó a Estados Unidos para sumarse a uno de los conservatorios más reputados a nivel mundial, bajo la guía del profesor Julian Martin.
"Crecí en Puente Alto, en una comuna a la que le tengo mucho cariño porque pasé mi infancia, pero así como Claudio Arrau nació en Chillán, finalmente su interpretación trascendió su ciudad de nacimiento. Lo mismo siento que ha pasado conmigo. He tocado en América, Asia y Europa. Las carreras no se limitan al origen", sostiene. En Chile Gustavo Miranda inició sus estudios de piano con el profesor Miguel Ángel Jiménez y luego continuó con María Iris Radrigán, en el Instituto de Música de la Universidad Católica.
"Claudio Arrau, sin duda, ha sido un gran referente en mi vida. Una figura inevitable, pero no puedo dejar de nombrar a Miguel Angel Jiménez. Le debo mucho a él, sobre todo porque supo detectar un talento en una persona de esa edad, de 7 u 8 años. Tuvo la maestría pedagógica y una generosidad inmensa", afirma. Junto con ello, profundiza en sus inicios en el teclado y cómo desde muy pequeño comenzó a despegar, en medio de un núcleo familiar no cercano a los sonidos clásicos. "Es una situación muy caprichosa, muy compleja. Para mí son situaciones excepcionales que ocurren en la vida. Hay un talento propio y eso lo han reconocido los grandes maestros que tuve. No le debo mi talento a nadie".
Miguel Angél Jiménez rememora a "Artes y Letras" que más allá de ser un buen alumno y de las becas que recibió "desde pequeño mostró un talento impresionante. Iba destinado a una genialidad. Han pasado por mi clase alumnos muy talentosos, pero con Gustavo tuve el regalo de tener un genio en mis manos. Tiene un temperamento único y hay que saber comprenderlo así", sentencia.
Gustavo Miranda, quien este año, además, tocará en el I Ciclo de Piano del Teatro Zoco, considera que su instrumento está pasando por un muy buen momento. "Hay público. En mi caso ha sido conmovedor ver los conciertos con salas llenas. Hay una audiencia ardiente del piano, ardiente de una música que tiene una intencionalidad máxima. Esta no es una música pasiva, sino viva. Ese interés hay que seguir cultivándolo en Chile. Yo, además, vivo la música. No tengo horarios. Así soy y lo siento", apunta. El músico también destaca que en los últimos años uno de sus sellos ha sido la versatilidad. "Puedo tocar desde música antigua en un clavecin, hasta piezas de compositores de mi edad. El repertorio para piano es muy rico y hay mucho que aún no se ha mostrado en Chile", dice.
La experiencia de la música en vivo para él representa un momento clave. "Por eso no he privilegiado tanto las grabaciones o la docencia. Fui profesor asistente durante mi doctorado en Estados Unidos, pero para mí la comunicación con el público es algo que no puedo describir. Ahí entramos en un territorio psicoanalítico. Es algo absolutamente inconsciente e indescriptible lo que me produce tocar en vivo. Lo veo como un proceso muy único", confiesa.
A lo largo de su carrera, advierte, Johannes Brahms siempre ha estado "conmigo de manera muy cercana. Toqué casi toda su obra en Estados Unidos. El Concierto N°2, por ejemplo, lo interpreté en el Lincoln Center de Nueva York". Del Concierto N°1, en tanto, expresa que es un hito, "sobre todo emocional. Es una vivencia emocional que transciende la interpretación misma." Gustavo Miranda señala que las piezas de este artista nacido en Hamburgo, en 1833 tienen varias dimensiones y valora que "además de ser un genio natural de la composición, de ser un talento innato, Brahms fue un gran musicólogo. Él estudió de manera profunda la música antigua, a Joseph Haydn y Bach. En su escritorio tenía partituras de todos estos compositores e iba anotando ideas, armando su propio lenguaje. Tuvo una gran conexión interna con lo que le antecedía y eso es importante". Finalmente añade que la pieza que ofrecerá en el Municipal de Santiago está cargada de emoción, "porque es un concierto que se estrenó después de la muerte de Robert Schumann y que impactó mucho a Brahms: él escribió este concierto a la memoria de su gran compañero. El primer movimiento es muy trágico. El segundo es una especie de Réquiem con el tema Benedictus y el rondó final es una danza húngara muy festiva, como mirando hacia al futuro", concluye Gustavo Miranda.